En la paradoja robótica establecíamos un debate acerca de quién podría consumir si los robots desplazan al proletariado de la escala productiva y este colectivo deja de recibir salarios que le permitan adquirir vienes y servicios. En este caso, los robots, inicialmente diseñados para liberar al ser humano de las tareas más pesadas y fatigosas, acabarían encargándose de todas las tareas más repetitivas en los más inimaginables sectores, desplazando a la mano de obra no cualificada. En otros casos, podrían ser los perfectos ayudantes de profesionales insustituibles: el piloto automático ayuda al piloto, los robots de cirugía ayudan a los cirujanos para las operaciones más precisas, mejorando la intervención humana aún a pesar de necesitar, de momento, de la experiencia de una persona cualificada para la toma de decisiones.
A partir de 2020 el fabricante de pantalones Levis pondrá a disposición de un clientes un servicio vía web en la que desde casa se podrá configurar y personalizar hasta el máximo el proceso de producción de unos vaqueros. Una vez realizado el proceso de diseño por parte del cliente, un sistema robotizado cortará y coserá los nuevos pantalones, reduciendo al máximo la intervención humana. A partir de aquí podemos establecer la siguiente reflexión: si los puestos de producción básicos -que son los que dan empleo a la mayoría de la sociedad- desaparecen ¿cómo obtendrá dinero para comprar toda esa producción robotizada esa gente que ha visto como sus situación laboral se desvanecía precisamente por la implementación de un sistema robotizado?
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo