28 jun 2015

Los procesos de desterritorialización y el discontinuo glocalizado

Internet ha posibilitado que los conceptos dicotómicos convivan juntos. Por una parte nos permite como usuarios asomarnos al mundo y por otra permite que el mundo entre en nuestra pantalla. La red ha permitido que lo global y lo local confluyan y se diluyan, permitiendo que lo más lejano llegue al entorno del usuario al mismo tiempo que la realidad de éste puede recorrer y llegar a los confines de la tecnoesfera. Se establece pues como un entorno aterritorial. En el dominio temporal también se diluyen y confunden tiempo real y perpetuidad, lo efímero y lo eterno. Es decir, puedo captar una idea generada en las antípodas en menos de un segundo, para bien o para mal. Pero por el contrario, cuando esa idea llega al espacio global, al dominio público, poco podremos hacer para borrar sus huellas. Y hablando de lo público, este concepto, tomando como válido el último ejemplo, se mezcla e manera irreversible con lo privado. 

Estos proceso de desterritorialización pueden llevarnos a cometer acciones y declaraciones erróneas, pues un concepto cultural territorial limitado, de inmediato se hace global y puede ser interpretado desde otras realidades locales. Nos encontraríamos pues ante un discontinuo glocalizado.  Es lo que le pasó hace unas semanas a Paulina Rubio. Tras las pruebas de acceso a la universidad españolas, se hizo popular en este espacio territorial el hashtag  #PAU2015, que hacía referencia a las citadas pruebas. Sin embargo, la cantante méxicana recontextualizó el mensaje al pensar que se refería a ella. Dentro de la popular red, la cuestión se hizo viral, en un espacio, ahora sí, puramente global.

El hecho, sin ir más allá, nos invita a reflexionar sobre cómo internet gestiona estas tres variables: espacio, tiempo y privacidad.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

21 jun 2015

Idiotas en red

Si algo bueno ha traído internet es la comunicación horizontal. El hecho de que todos tengamos la posibilidad de que nuestra voz se escuche y se lea en un escenario global . Evidentemente, como en cualquier otro entorno, hay quien le dará buen uso y quien no. Igualmente, habrá usuarios coherentes que a veces se confundan y usuarios dementes que a veces tengan razón. Pero ahí radica parte de la grandeza de libertad de  expresión. Pero esto no sólo ocurre en internet. En la prensa escrita, en radio o en televisión ocurre exactamente igual desde hace mucho más tiempo ¿O es que los desvaríos de telecirco aportan más riqueza intelectual que un foro o un grupo de FB? La principal diferencia es que el acceso a internet es libre y a los platós de televisión no.

Sin embargo, sigue habiendo detractores de esta democratización. Kim Jong-un o Rouco Varela son personajes públicos que se han mostrado contrarios a la libertad de expresión y a la democratización del conocimiento. Umberto Eco tampoco parece estar muy contento con el advenimiento de los medios sociales y recientemente ha opinado que le "las redes sociales les dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los necios." 

No sabemos si don Umberto estará pensando que los ciudadanos tengan que obtener un doctorado  antes de poder dirigirse ante su eminencia. Pero desde luego, con estas observaciones esta perdiendo la perspectiva de los canales de comunicación del siglo XXI.

alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

17 jun 2015

Yodels, el paraíso de los trolls

Que la red nos transforma no es nada nuevo. Que todo lo que escribamos en ella quedará registrado para siempre, no es novedad. Y si no, que se lo digan a Zapata, al flamante concejal de cultura de Madrid. Porque vivimos en un país en el que gran parte de los delitos de guante blanco prescriben a los cinco años,  pero lo escrito en Internet, en el caché de Google está de por vida. ¡Ojo! teniendo en cuenta que de por vida, en la intrahistoria de internet, es relativamente poco tiempo. Agazapada, latente, en espera de que un enemigo la encuentre, una opinión fuera de tono, un mal chiste o una foto inapropiada puede salir a la palestra para hacernos pasar un mal trago.

Por ello, como hemos analizado en otras ocasiones, no es extraño encontrar casos de doble personalidad. Suplantación de identidades o directamente identidades ficticias para favorecer intereses concretos son casos frecuentes en la red. Visto esto ¿estamos preparados para una red totalmente anónima? Bajo este premisa aparece Yodels, una apps en el que el GPS de nuestro dispositivo móvil nos vincula al resto de usuarios de nuestro entorno próximo. Bueno, realmente vincula opiniones, ya que una vez instalada, Yodels nos permite dejar opiniones en el tablón de nuestra zona, de manera anónima. Nuestros comentarios pueden ser valorados positiva o negativamente y/o respondidos, de manera igualmente anónima, por otros usuarios. 

La idea, que a priori puede ser interesante, no es difícil que se desborde. Es lo que ha ocurrido en la localidad de Montijo, donde el espacio de intercambio se ha convertido en un entorno hostil, con insultos y amenazas, hecho que ahora investiga la guardia civil.

Sin duda Internet nos aporta una serie de herramientas que pueden mejorar notablemente nuestras vidas. Pero es igualmente cierto que esa capacidad para amplificar el bien puede ser rápidamente revertida para, como en este caso, hacer daño. Condición humana.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

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