31 dic 2013

Fin de año ¿cambio de tercio?

Termina 2013, y llega un el consabido cambio de año. Muac muac, feliz año nuevo y todas esas fórmulas que repetimos sin más planteamientos cada navidad. En el ámbito de la numerología, ha sido el primer año en tener sus cuatro dígitos diferentes desde 1987 y el 11 de diciembre pudimos datar nuestros escritos como 11-12-13, fecha secuencial que no volverá a repetirse hasta dentro de un siglo. Dejando a un lado las curiosidades, la cosas han cambiado poco y no podemos decir que haya sido un año de cambios decisivos. 

2013 ha vuelto a hacer buena la teoría de poder de Faucault y nos ha venido a mostrar como las relaciones de poder son imprescindibles para entender un sistema cultural. En los países mediterráneos, entiéndase a priori España e Italia, podemos ver como, incomprensiblemente, el poder sigue siendo ejercido por los menos capacitados, a pesar de ser elegidos una y otra vez por una mayoría insatisfecha que se queja de su realidad mientras que no busca opciones de cambio. Este ejercicio del poder se ha asentado sobre dos pilares básicos. Por una parte las fuerzas de represión del estado -policías y ejército- y por otra la clásica fuente de violencia simbólica, la contradictoria iglesia católica. 

Las disposiciones legislativas de última hora han ampliado la extensión de las fuerzas de represión. Ahora además de las policías varias y guardia civil, los guardas de seguridad, trabajadores por cuenta ajena de empresas privadas, podrán ejercer como autoridad, con el peligro que ello supone. Sin duda una medida coercitiva orientada a reprimir, en caso de necesidad, al indignado ciudadano tras los recortes de derechos y de la libertad de expresión. Y por si fuera poco, esta acción directa se ve compensada por la aprobación de la curia vaticana, que se siente en su salsa en el único país europeo, junto a Italia, donde los obispos juegan a ser políticos pero se sienten "agredidos" cuando se les lleva la contraria en cuestiones divinas. En estos días sus ataques contra situaciones que una sociedad supuestamente moderna como la nuestra debería tener de sobra superados, han sido más virulentos si cabe. Así no han dudado en arremeter contra el aborto, la homosexualidad o la emancipación de la mujer. El  obispo de Granada se atrevió a publicar el polémico texto cásate y sé sumisa, y el de Castellón no dudó en afirmar que la homosexualidad es una enfermedad y que si el matrimonio no es religioso, no puede ser amoroso.  Las parejas de hecho, el matrimonio civil o el acceso de la mujer al mundo del trabajo no son normal para esta institución que ve normal que una paloma baje del cielo y deje embarazada a una virgen. Pero en España estos anacronismos tienen amplia cobertura,  y  los obispos montan cada diciembre sus fiestas en la plaza de Colón, acto impensable en ningún otro lugar de Europa (Bueno, la otra excepción la hemos nombrado anteriormente). Con la iglesia hemos topado,  y para ello la curia ha apoyado al gobierno de la nación desde los años treinta  del pasado siglo en adelante... Hasta tal punto es un galimatías está institución que su jefe supremo en la tierra tuvo que presentar la dimisión, dando la oportunidad a un argentino del alcanzar el papado

A parte de estos dos elementos de control, contamos con otros más sutiles: telecirco sigue ofreciendo su carnaza, el libro de Belén Esteban no para de cosechar éxitos y este años casi hemos sido campeones de Europa. Buenos argumentos para olvidar los recortes sociales y los de derechos adquiridos tras años de lucha. Mientras, el rey campechano y su troupe siguen disfrutando de lo lindo, a la vez que canal plus Francia dedica un documental. Pero no solo la casa real roba todo lo que puede, ya que han  seguido cayendo políticos corruptos a diestra y siniestra. Pero tampoco es algo que deba preocuparles, ya que pocas sentencias judiciales les hacen terminar entre rejas.

Al otro lado del Atlántico, los EE.UU se siguieron escandalizando cuando alguna teta o algún porro se colaba en televisión, pero no se dieron por aludidos por la trama de escuchas pertrechada por la NSA. Y fuera del mundo occidental, las preocupaciones son otras: miles de personas perdieron la vida intentando entrar en Europa atravesando el Atlántico. Muchas más corrieron igual desgracia en los múltiples conflictos armados repartidos por África, Ásia o América y otro millar más fue aplastado en un taller de costura en Bangladesh donde trabajaban hacinados para que el próspero occidente llene sus armarios de ropa cada nueva temporada en un ataque de rancia opulencia.

Otro año pasa, pero los problemas no se solucionan y el hambre, la guerra y la penuria atacan al 80% de la humanidad. Pero no se preocupen, en breves momentos tomaremos las uvas  y aquí no pasa nada, patada al 2013 y que el 2014 nos traiga cosas buenas. Es condición humana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enhorabuena.

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