
Por otra parte, es vergonzoso la presunción de culpabilidad: es como si al sacarnos el permiso de conducir tuviéramos que pagar una multa, por si acaso la cometiéramos. Pagar un canon por un móvil, que la mayoría de la gente utilizará exclusivamente para comunicarse, o por una impresora ¿por qué? Lo próximo será pagar canon por un bolígrafo y folio en blanco, porque podremos utilizarlos para reproducir un libro. Y más tarde un canon por poseer oído, y poder oír las sandeces de los titiriteros; por poseer vista y ver, por tener palabra, y opinar, ya que esta gente gusta de apropiarse de todo lo que no les pertenece, incluidas las ideas, aunque no sean suyas.
Y lo que acaba de rematar la faena, es el pretender acaparar la palabra CULTURA. ¿Es cultura el disco de Jesulín de Ubrique o Tamara Seisdedos? Seguimos viviendo en un país de pandereta en el que el gobierno admite estos axiomas mientras los investigadores malviven con míseras becas hasta que emigran al extranjero, y nadie les protege.