La redes sociales han abierto nuevos campos a los investigadores sociales. Sociólogos, politólogos, psicólogos, pedagogos o antropólogos se nutren de ellas para explicar una una nueva forma de entender las comunicaciones y las relaciones entre el ser humano y la máquina. Sin embargo, son las grandes empresas quienes tienen en su poder toda la información y quienes tienen la llave mágica que abre el acceso al big data, ese mantra que se viene repitiendo como axioma desde hace unos años y que podríamos resumir como la cesión gratuita y voluntaria de datos personales por parte de los propios usuarios hacia los grandes mangantes -perdón, magnates- de la información. El gurú del 'big data' Martin Hilbert afirma que Facebook sabe más de cada usuario con 250 likes que el propio usuario. No es la primera vez, como en este caso que ya se deja entrever, que el control del conocimiento en este caso conocimiento colectivo- es un recurso ansiado por el poder. A fin de cuenta, somos fácilmente predecibles y más fácilmente manipulables (lo tratamos hace poco más de un mes en el gran Facebook te vigila).
Bien pagado de sí mismo y totalmente convencido de sus algoritmos de clasificación social y del poder que pueden otorgarle, Mark Elliot Zuckerberg no descarta incluso presentarse a la presidencia de los Estados Unidos, teniendo en cuenta que en la sociedad de la información la información es oro y que él tiene acceso privilegiado a estos cardúmenes de interacciones sociales. Este extremo ya fue puesto en escena por la masterpiece de Netflix House of Cards: Will Conway, en una dura campaña contra Frank Underwood, utiliza el navegador Pollyhop que no sólo registra y pone en bandeja de oro los jugosos intereses de los usuarios (votantes a fin de cuentas), sino que sirve información adulterada con el propósito de modificar las intenciones de voto de una segmento social tan determinado como determinante:
Bien pagado de sí mismo y totalmente convencido de sus algoritmos de clasificación social y del poder que pueden otorgarle, Mark Elliot Zuckerberg no descarta incluso presentarse a la presidencia de los Estados Unidos, teniendo en cuenta que en la sociedad de la información la información es oro y que él tiene acceso privilegiado a estos cardúmenes de interacciones sociales. Este extremo ya fue puesto en escena por la masterpiece de Netflix House of Cards: Will Conway, en una dura campaña contra Frank Underwood, utiliza el navegador Pollyhop que no sólo registra y pone en bandeja de oro los jugosos intereses de los usuarios (votantes a fin de cuentas), sino que sirve información adulterada con el propósito de modificar las intenciones de voto de una segmento social tan determinado como determinante:
” – No, yo uso Google”.
– Es una pequeña cuota de mercado, pero aún así son miles de millones de búsquedas al mes”, explica. “¿Qué pasa si un determinado candidato recibió más visitas ¿y si ese candidato fue William Conway?”
– Es una pequeña cuota de mercado, pero aún así son miles de millones de búsquedas al mes”, explica. “¿Qué pasa si un determinado candidato recibió más visitas ¿y si ese candidato fue William Conway?”
A medio camino entre los experimentos de Facebook y los entresijos ficcionados en House of Cards, en plena crisis catalana, donde el enfrentamientos de identidades se convierte en un filón mediático nada despreciable, encontramos un estudio de semejanzas socioculturales entre regiones españolas. Realizado por el departamento de Ingeniería Telemática la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) en colaboración con el Massachusetts Institute of Technology (MIT), analiza 63.000 intereses obtenidos de algo más de 2.000 usuarios de Facebook de las distintas comunidades. De este estudio concluyen que Cataluña sería la 5ª región con más diferencias respecto a la media nacional (Canarias, Baleares, Extremadura y Asturias serían las que tienen menos semejanzas socioculturales con el resto del país). No sabemos si el estudio puede tener algún tipo de interés oculto, si busca modificar opiniones o si se trata de un ejercicio de estilo. Pero veos como el tránsito de ME GUSTA se puede monetizar si se trata de manera pertinente.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo