La industria discográfica sigue con su despropósito, con el beneplacito de políticos y jueces. Piden 13 millones de euros a Pablo Soto, desarrollador de algunos clientes de p2p, en compensación por las descargas de las canciones que hicieron los usuarios que utilizaron sus programas. Esto se debe sin duda al
descaro de empresarios y al analfabetismo tecnológico (o por otros intereses no tan claros) de los jueces. El p2p es un progrma para compartir cualquier tipo de archivo, no exclusivamente archivos con derechos de autor. El cuchillo es una herrameinta muy util en la cocina. Pero si alguien la utiliza como arma, no se puede acusar a su creador.
"No soy el cabeza de turco de nada pero tampoco me siento el héroe de las descargas". El acusado indicó que estaba tranquilo porque él sólo había desarrollado una herramienta y por tanto no se sentía responsable del uso que se hiciera con ella. "La tecnología es siempre neutral, no se puede acusar a ningún desarrollador de un programa por el uso que le den luego los usuarios". "El propósito de la industria discográfica española al solicitarme una indemnización tan alta es simplemente hacerse publicidad, cosa que ya ha conseguido, y de paso lanzar la idea de que utilizar programas para descargarse contenidos de Internet es algo delictivo".
Ya puesto, supongo que ramoncín estará planeando cómo denunciar a Graham Bell por inventar el telefono, a Edison por idear la grabación de sonidos y a Marconi por la transmisión por ondas. También empresas como Microsoft deben ser denunciadas, pues los clientes de p2p funcionan en esta plataforma. También Intel, por participar en el procesado de las instrucciones dadas por el programa. Doble moral tienen otras empresas, como Sony, que por un lado es discográfica y por otro lado fabrica grabadoras de cd-dvd y discos virgenes ¿indemnizarán y serán indemnizados al mismo tiempo? ¿Será más grande la multa que pagarán o la indemnización que recibirán?
Por otra parte, si lo que se está demonizando es el compartir información, también se acabará castigando que en los bares se comparta el periódico (que cada uno se compre el suyo) y lo mismo ocurrirá con las bibliotecas. El boligrafo o el lápiz y el cuaderno también serán objetos penalizados, porque sirven para retransmitir ideas. Por la misma regla de tres, si un niño aprende una palabra de otra persona que no sean sus padres, estos deberían pagar un canon por el aprendizaje de su hijo. Como docente, si mis alumnos utilizan los contenidos aprendidos en mis clases, deberían pagarme un royaltie, por el beneficio que han obtenido de ellos.
Pero dejando las ironías a un lado, lo que está claro, si se dan cuenta, es que al final es el ciudadano de a pie el que paga. LA justicia no es ciega, cuesta mucho dinero, y demostrar tu inocencia no es gratis. Vivimos en un país donde terroristas y asesinos campan a sus anchas, donde las cadenas de televisión propagan incultura haciendo estrellas mediáticas a residuos sociales, donde las grandes empresas se lucran exprimiendo al consumidor, y se inventan crisis para saciar su usura desmedida, donde un alcalde se puede fugar con millones de euros en dinero público, y encima se convierte en un héroe y pagan sus entrevistas a 300.000 euros... y nadie hace nada. Y lo más triste es que un gobierno que se hace llamar socialista no sólo lo consienta, sino que lo incentiva.
ciberantropólogo