18ª colaboración en la sección Así domesticamos el mundo del programa Cosas que pasan de canal Extremadura Radio. Hoy hablamos de las vacaciones.
Cuando llega el verano se aproximan las vacaciones. Sin embargo ¿somos conscientes de la poca antigüedad de este derecho adquirido? Aunque la palabra procede del latín, en la antigua Roma, las vacaciones hacían referencia al periodo de exención de las prácticas religiosas (a diferencia del mundo anglosajón, donde Holidays vienen a ser los días sagrados). De la misma raíz proceden la palabra vacante, un puesto sin cubrir o vacuo, vacío de contenido.
Habrá que esperar hasta la Edad Media para que aparezcan los primeros colectivos que disfruten de vacaciones. Como recoge Alfonso X en Las Partidas, son los jueces los primeros en disfrutar de este derecho, en el mes de agosto, por ser la época de la cosecha. Al ser el momento de máximo trabajo de los campesinos y para evitar la disminución de las cosechas o retrasos en su recogida, se paralizaban los juicios en esta época. Tras los jueces, los próximos en beneficiarse serían los clérigos.
En los siglos XVII y XVIII, la aristocracia francesa toma por costumbre desplazarse a la costa o a la campaña en determinadas fechas, con lo que comienza a asociarse las vacaciones al turismo. Estos desplazamientos comienzan a hacerse más habituales con la expansión del ferrocarril en la Revolución Industrial. Sin embargo, el resto de los mortales no disfrutarían de este derecho hasta que en julio de 1936 León Blum, político socialista francés, consiguiera su reconocimiento por ley, así como la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales.
Habrá que esperar hasta la Edad Media para que aparezcan los primeros colectivos que disfruten de vacaciones. Como recoge Alfonso X en Las Partidas, son los jueces los primeros en disfrutar de este derecho, en el mes de agosto, por ser la época de la cosecha. Al ser el momento de máximo trabajo de los campesinos y para evitar la disminución de las cosechas o retrasos en su recogida, se paralizaban los juicios en esta época. Tras los jueces, los próximos en beneficiarse serían los clérigos.
En los siglos XVII y XVIII, la aristocracia francesa toma por costumbre desplazarse a la costa o a la campaña en determinadas fechas, con lo que comienza a asociarse las vacaciones al turismo. Estos desplazamientos comienzan a hacerse más habituales con la expansión del ferrocarril en la Revolución Industrial. Sin embargo, el resto de los mortales no disfrutarían de este derecho hasta que en julio de 1936 León Blum, político socialista francés, consiguiera su reconocimiento por ley, así como la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo