El control social es un estado claramente deseado por los estamentos de poder. Ya sea por métodos brutales de odio y miedo, como describe Foucault en Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión o el control del pensamiento por medios amables, como defiende Frédéric Martel en Cultura Mainstream. Cómo nacen los fenómenos de masas (Taurus, 2011), para que las estructuras de poder, tal como las conocemos, se mantengan, es necesario que las masas se dobleguen ante el poder institucionalizado. Frente al control institucional se presenta el miedo al poder y la violencia no legitimada de elementos no gubernamentales. Es lo que Fernando Savater explicaba como la necesidad de tener un líder único al que temer, de caracter protector y paternalista, que protegiese frente al desasosiego de no saber de dónde vendrían peligros de proyección horizontal.