La
OCDE ha vuelto a publicar su visión sobre el estado de la educación con los datos obtenidos tras haber realizado una prueba de dos horas a medio millón de alumnos de 72 países. Sus conclusiones han sido publicadas y puestas de largo en un colorido y adornado documento, el temido y más manoseado que leído
informe PISA. No es la primera vez que tratamos en el tema en esta
página, y esta vez no podría ser una excepción.
Está claro que los sistemas educativos no pueden limitarse a echar balones fueras, y que deben asumir su papel de agente de primera linea en el proceso de formación de nuevos ciudadano. Pero el nivel del sistema educativo y su mejora o su decadencia se deben a múltiples elementos, y el planteamiento de un escenario monocausal es pura falacia conceptual. Por ello, cabe objetar diversas cuestiones a los resultados de globalizado informe.
¿Es coherente que una institución de corte económico y empresarial se ocupe de una evaluación
educativa? La Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos(OCDE) es un organismo de cooperación internacional, compuesto
por 35 estados, cuyo objetivo es coordinar sus políticas económicas y
sociales. La institución vela por "Restablecer la confianza en los mercados y en las instituciones que los hacen funcionar." Su principal objetivo es económico, por lo que a priori ya procede cuestionarse la pertinencia de su presencia en este tipo de procesos. Porque además, irrumpen en el aula no sólo como observadores o colaboradores, sino que su Secretario General, Ángel Gurría, llega a firmar que es "el principal baremo mundial para evaluar la calidad, equidad y eficiencia de los sistemas educativos". Si la situación fuera inversa y una institución educativa auditara al mundo empresarial, los resultados obtenidos no serían tomados en cuenta.
¿Están contextualizados los exámenes? ¿Son pertinentes este tipo de pruebas? Cada vez más, las nuevas pedagogías reniegan de las pruebas de evaluación estándar en pro de una educación más inclusiva y menos inclusiva. El examen convencional por escrito ha sido puesto en tela de juicio en los últimos años, propugnando una evaluación individualizada. Un cuestionario homogeneizado para aplicar en 72 países rompe con estas tendencias. Por otra parte, al tratarse de una prueba estándar, puede estar más próxima de unos sistemas que de otros, favoreciendo a aquellos con los que sea más afines. Esta situación se puede comparar con la que se dio con los primeros test de inteligencia creados en Estados Unidos, diseñados por psicólogos de cultura occidental. Evidentemente, los entrevistados que compartían valores culturales con los diseñadores de los cuestionarios, obtenían mejores resultados
¿Qué espera una sociedad de su sistema educativo? Los sistema educativos son un subsistema de la sociedad en la que se hayan inmersos. En un plano ideal y bien pensante, la escuela debería preparar la nuevas generaciones.
Bourdieu ya
denunció esta función reproductora del sistema educativo. Pero si
nuestros escolares fallan, no todo se debe a la escuela. La escuela se
ha convertido en un paño de lágrimas y los docentes deben
cumplir funciones de enseñantes, padres, enfermeros, asistentes,
amigos, psicólogos... La escuela ya no sólo enseña, sino que educa en el
sentido más amplio de la palabra. A veces, incluso, la dimensión educativa y formativa se diluye ante la asistencial, convirtiendo los centros educativos en centros de acogida y custodia.
¿Caminan en la misma dirección sociedad y escuela? En el mundo postmoderno, escuela y sociedad han dejado de caminar de la mano. La primera ha quedado como una institución acomodada en sus privilegios, aislada del entorno sociocultural. La segunda prescinde de la dimensión formativa de la primera, y la sucesión de leyes y decretos educativos la relega a un segundo plano en el proceso que inicialmente se le había asignado.
¿Es compatible el cortoplacismo político con un proceso de formación integral? Desde que un alumno es escolarizado a los tres años hasta que sale a los dieciséis, pasan más de tres legislatura. Tiempo suficiente para numerosos cambios legislativos. En España desde 2002 hasta 2013 se aprobaron tres leyes diferentes. Una de ellas ni siquiera se llegó a poner en marcha y la última, implementada parcialmente, está siendo enmendada a varias de sus disposiciones y va camino de desaparecer antes de su completo desarrollo. Esta inestabilidad política crea planes educativos inestables, perjudiciales tanto para el alumnado, las familias como para la propia institución.
¿Qué papel tienen los educadores secundarios? Además de la familia y la escuela, el entorno se convierte en un agente educador cada vez más influyente. Internet y televisión son formadores de opinión y conforman una nueva forma de actuar y de relacionarse. La pantalla se convierte cada vez más en el elemento socializador y de referencia de muchos niños, convirtiéndose casi en referencia familiar en ausencia de unos padres cada vez más absorbidos por la sociedad de consumo y del implacable mercado laboral. Lo que nos lleva a la siguientes cuestión.
¿La televisión debe ser un elemento educativo? La pantalla se convierte en agente educador de primer orden. Como anticipó McLuhan, el medio es el mensaje, y se convierte per se en un argumento de autoridad. Y ese es un gran problema, pues los contenidos de calidad no son los más abundantes. Nos encontramos ante una belenestebanización de la sociedad, con consumidores pasivos de productos escoria. El personaje extrarradio se convierte en héroe en este tipo de emisiones, lo que genera legiones de adolescentes que descartan las acciones formativas frente a una realidad televisiva que refleja el éxito de la mediocridad.
Quizá tengamos lo que nos merecemos. Quizá tenga razón el informe PISA.
Pero quizá sería más interesante y fructífero que esa evaluación se
hiciera a los adultos, a la propia sociedad. Tal vez escucharíamos
muchas conclusiones que no nos gustarían en absoluto.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo