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2 jun 2016

Anonymous contra todos

El fenómeno Anonymous podría explicarse dentro del escenario que Zygmunt Bauman denomina sociedad líquida, pues con una conciencia convencional es difícil entender que un colectivo formado por gente que no se conoce entre sí sea capaz de organizarse a nivel mundial y establecer acciones contra instituciones y organismos plenamente consolidados. Chris Landers describió al colectivo como «la primera super-conciencia basada en Internet. Anonymous es un grupo, en el sentido de que una bandada de aves es un grupo. ¿Por qué sabes que son un grupo? Porque viajan en la misma dirección. En un momento dado, más aves podrían unirse, irse o cambiar completamente de rumbo» ( Baltimore City Paper, 2 de abril de 20081.)


Pero en un entorno tradicional sería difícil definir a un colectivo sin jerarquías y aparato organizativo. Sin embargo, hace un mes se inició en España un juicio "contra la cúpula" de anonymous por tumbar la web de la junta electoral en 2011. El caso  presentaba muchas lagunas, partiendo del mismo hecho de que anonymous se define como una plataforma sin cabeza, con lo que no se puede juzgar a su cúpula. Como consecuencia, ayer la plataforma de hacker ético atacó y consiguió acceder a la base de datos de altas de Mutualidad de Previsión Social de la Policía, Mupol. En el día de hoy, han difundido datos de más de 5.000 agentes. Para justificar su acción, han declarado: "habéis tratado de agredir a nuestros hermanos con acusaciones falsas que solo demuestran cuán podrida está vuestra institución. Acabarán libres porque aún creemos en la salud de la justicia en España, pero habéis desatado la furia de nuestras legiones y hoy vamos a la guerra. Hemos publicado una lista de miembros de vuestro cuerpo para que entendáis cuán fina es la cortina detrás de la que os escondéis". De igual manera, critican la poca conciencia de las fuerzas de seguridad al colocar en la red datos sensibles confiando en una empresas que no establece una política fiable de seguridad. Sin duda, un interesante enfrentamiento entre dos concepciones diferentes de interpreta la sociedad: la visión tradicional frente a la visión del cambio.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo


5 nov 2014

La caída de FB y el hoax en los medios de comunicación

Facebook, nos guste o no, es uno de los símbolos de la sociedad de la información y una de las tres redes sociales más populares en este momento. Y todo esto lo ha conseguido en menos de diez años, haciendo multimillonario a su creador. Evidentemente, esto crea enemigos (No puedes tener 500 millones de amigos sin crear ningún enemigo, era el eslogan de la película de David Fincher, con guión de Aaron Sorkin). 

Es por ello que un hoax se ha extendido como la pólvora en los últimos días, anunciando el fin de la popular red el día 6 de noviembre. Un presunto comunicado de Anonymous avisaba a los usuarios de la popular red: rescaten sus fotografías, sus eventos, sus agendas... pues Facebook desaparecerá. Además de la difusión horizontal en los medios sociales, también la prensa tradicional se ha hecho cargo de la noticia y  CuatroQué.es y Europa Press, entre otros, han difundido la noticia en sus páginas. Pero parece ser que fue informativos telecinco el primer medio en dar la noticia, basándose en una información del portal sensacionalista ruso RT. Sin embargo, no teman, Parece ser que sus perfiles no desaparecerán. Ni FB tampoco. Si nos fijamos en la fecha de la noticia en la RT, es de noviembre de 2012. A pesar que Telecinco la ha venido incluyendo esta semana como actualidad, el bulo tiene dos años de antigüedad.

A parte de la anécdota y de la inocentada de telecinco, cabe plantearnos si debemos confiar en los medios tradicionales como transmisores fiables de información, pues no es la primera vez que se han publicado noticias falsas en medios presuntamente serios. 
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

5 sept 2014

Anonymousgate ¿es el anonimato una garantía?

En el anterior post comentábamos los esfuerzos de un hacker por hacerse con material privado de numerosas famosas. Ante la imposibilidad de lucrarse con el material obtenido, las imágenes fueron expuestas en la red, con lo que rápidamente se fueron difundiendo y multiplicando por la red. No obtuvo beneficio económico, pero si cierta celebridad. Los medios de comunicación de medio mundo se hicieron eco del caso y, aunque no pueda dar la cara, su hazaña ocupó un espacio importante en la prensa de la semana.

Como usuarios anónimos podemos pensar que nadie se va a tomar tantos esfuerzos en hackear nuestros dispositivos electrónicos. Si embargo, estamos claramente equivocados, ya que en una sociedad digitalizada un gran porcentaje de ordenadores contienen un material jugoso para los amigos de lo ajeno: nuestras fotos no interesan, pero sí datos de acceso bancario, por no ir más lejos. Y no supone tanto esfuerzo, pues la mayor parte de esas contraseñas no se consiguen a través de complicadas herramientas o técnicas avanzadas de hacking: lo normal es que la victima ceda sus contraseñas ante intentos poco más que ingenuos, pero ante los que los usuarios siguen cayendo día tras día. Por simple que parezca, hay un porcentaje importante de internautas dispuestos a facilitar su número de tarjeta o su contraseña de  acceso ante una petición de la misma por un correo electrónico en el que los ladrones se hacen pasar por empleados de banca ¿Qué trabajo supone mandar un correo fraudulento a 10.000 potenciales victimas? Con que sólo una persona ceda sus claves, el esfuerzo ya habrá sido rentable.

Además de estas técnicas de ingeniería social, nos encontramos con un problema basado en la  ubicuidad de los dispositivos. Nuestro SmartPhone puede ser una mina, no por el valor en sí mismo, sino por la información que contiene. Las aplicaciones instaladas normalmente guardan el usuario y contraseña de acceso y nada más iniciarlas entran en los espacios personales de los propietarios de los terminales. Así, ante un robo o pérdida de nuestro teléfono, estamos exponiendo no sólo nuestra intimidad, sino también acceso a las aplicaciones frecuentes, lo que puede ser peligroso. Si tenemos instalado la aplicación de banca electrónica de nuestra entidad bancaria y no cerramos siempre la sesión, estamos dejando abierta nuestra hucha a posibles enajenadores. 

Evidentemente, no vamos a dejar de utilizar las ventajas que nos ofrece la sociedad digital, pero sí que se hace preciso extremar las precauciones. Y de nuevo, retomar la máxima de que si no lo haces en la calle, no lo hagas en la red.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

25 ene 2011

Anonymous, quijotes de la red

En esta nueva lucha de clases que se desvela en Internet, en la que banqueros, gobiernos y grandes empresarios se unen para ocultar sus trapos sucios y actos poco honrosos, no cabe una solución que pase por seguir los protocolos establecidos para un ciudadano cumplidor. Porque el ciudadano cumplidor estaba programado por el sistema para mantener unas pautas continuistas para que el juego se fuera repitiendo como hasta ahora. Para los estamentos de poder, el conocimiento es delito, y por ello han crucificado cualquier intento de progreso social que avanzara hacia una sociedad responsable e informada.

Internet ha favorecido los canales de asociación y coordinación entre colectivos o, al menos, conjuntos de ciudadanos con intereses comunes. Bajo este espíritu cooperativo sin ánimo de lucro, en los últimos meses se ha comenzado a hablar del fenómeno anonymous, como una serie de personas que, a modo de quijotes cibernéticos del siglo XXI, se dedican a desfacer entuertos. Sin líderes, sin caras visibles, una legión de ciberactivistas que se moviliza en la Red. Se hacen llamar Anonymous y dicen luchar por la transparencia, la libertad de expresión y los derechos humanos.

Ante la polémica ley sinde, tumbaron las webs del ministerio de cultura y de la sgae. Ante los intentos homólogos en EEUU, atacaron las webs homónimas en aquel país. Con el fenómeno wikileaks y en apoyo a Assange, tumbaron aquellas webs de empresas que apoyaron la tropelía cometida contra este periodista australiano: visa, paypal, amazon o mastercard, entre otras.

¿Hay otra solución? Si un estado autodenominado democrático no escucha a sus ciudadanos, ¿es legítmo que estos actúen por su cuenta? ¿Sería aplicable el refrán popular quién roba a un ladrón, tiene cien año de perdón? Sea como fuere, Los anonymous, los Robin Hood de la red, van a jugar un papel muy importante en la transición hacía la sociedad red.

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