Cuando hablamos de digitalización y de usos de dispositivos y escenarios digitales se sobrevalora a los "nativos" y se infravalora a los mayores. Perverso edadismo el que se esconde detrás de esta postura nada racional. Prensky ganó la apuesta y la batalla mediática y nos hizo creer que por el mero hecho de haber nacido rodeados de cacharrería una persona ya la dominaría... nada más lejos de la realidad, tras aquella premisa se escondió un contraaxioma que podemos definir como
el mito del nativo digital.
En la
Encuesta sobre Equipamiento y Uso de TIC en los Hogares 2019 se recoge cómo la brecha digital por edad se ha reducido en los últimos tiempos. Los mayores de 50 años, según los datos ofrecidos por este documento, se encuentran más a gusto en entornos digitales y no se sienten en situación de inferioridad respecto de los usuarios más jóvenes. También es cierto que parte de estos mayores de 50 hace cinco años aún no habían alcanzado el medio siglo, porque el paso del tiempo nos arrastra inexorablemente hacia adelante: de igual manera, las primeras oleadas de esos "nativos digitales" que describía Prensky ya ha alcanzado la cuarentena. Ahora lo que nos queda es descubrir e investigar es por qué caminos discurrirá economía de la atención bajo cuyos postulados las grandes corporaciones intentarán hackear nuestra atención y nuestra forma de interactuar con los dispositivos ubicuos para vendernos nuevas formas de vida aunque nos cueste, permítanme la referencia bíblica, vender nuestra alma al diablo.
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Imagen:San Agustín y el Diablo, de Michael Pacher.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo