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8 jul 2021

LA maldad intrínseca

“Tenemos que ir más allá de nuestra propia existencia. No podemos pensar como individuos, sino como especie”.

Interstellar  (2014)

 

Sí. Éramos dañinos, perversos y malvados antes de que apareciera Internet. Quizá se nos había olvidado. Sí, tendemos a mirar por nosotros mismos en el momento inmediato. Sin reflexionar que a veces esas acciones nos perjudicarán a medio o largo plazo. Si no somos capaces de ver el daño propio que causaremos antes o después ¿cómo vamos a ver el que hagamos a otras personas? Y ya ni hablar el que hagamos a otras especies. La inteligencia humana ha alcanzado cotas increíbles, para bien o para mal: descubrir los procesos nucleares nos ayudó a obtener avances increíbles en medicina, pero también a desarrollar bombas atómicas. No tenemos solución

Pierre Lévy: “Aunque muchos no lo crean, ya éramos muy malos antes de que existiera internet”

alfonsovazquez.com
ciberantropólogo
 

 

20 ene 2018

De 1984 a Black mirror. El control no es una utopia

El control de los ciudadanos por parte de los gobiernos es un asunto que se ha convertido en obsesión. Como presagio de la que se avecinaba, Orson Welles lo reflejó en 1984 y Netflix lo llevó a la pantalla en Black Mirror (Nosedive. Pero con el desarrollo de las tecnologías digitales es algo al alcance de la mano de los gobiernos del siglo XXI.

China tienen previsto un sistema de reseñas para sus ciudadanos que en principio estará disponible en 2020 (aunque trabajan en el proyecto desde 2014), mediante el cual se podrán recompensar las buenas actitudes y castigar las malas. Los ciudadanos con malas notas podrán ver como se les prohíbe comprar billetes de tren o de avión. Y a partir de aquí, podemos debatir sobre cuál será el buen sistema para establecer puntuaciones ¿Un cuerpo de funcionarios que vigile las interacciones de la ciudadanía? ¿Un sistema abierto en el que todos voten a todos? ¿O caerán en las garras de un desalmado algoritmo? Pero otra cuestión que nos debe preocupar es ¿cuáles serán las buenas acciones y cuáles las malas? ¿Quién determinará esta escala de valores observables?  A priori  nos adelantan que comprar productos chinos, elogiar al régimen en internet o ser productivo en el trabajo dará puntos positivos. Por el contrario, opiniones contrarias al régimen o búsquedas dará puntos negativos... Una perspectiva optimista nos traslada a un mundo feliz, peros puestos a dudar del vecino, al que votaré y me votará, nos encontramos ante una caza de bruzas total donde se establecerán nuevas formas de relacionarse y nuevas vías de comercialización deresputaciones intachables.

Foto le Figaro
[fuente: Le Figaro tech & web]
 alfonsovazquez.com
ciberantropólogo


26 oct 2016

Big Data al servicio de la represión

Somos transparentes y previsibles. En Internet lo somos aun más. Google nos cataloga como consumidores y nuestra actividad, tal como comentamos en el último post, genera riqueza para estas empresas. Así, a pesar de no pagar nada, su uso no es gratuito: pagamos con nuestra intimidad y cedemos  nuestro perfil social que es vendido en nuestro nombre al mejor postor. 

Por su parte, los gobiernos puede utilizar nuestra actividad en la red para clasificarnos como masa fiel o insurrectos. Nuestra actividad en twitter o facebook tiene sus consecuencias. En concreto, China intenta implantar un sistema de catalogación de información que clasifique a los ciudadanos o a las empresas según su fidelidad hacia el régimen y, partir de este particular ranking, premiar o castigar la disidencia o la convergencia. Sin duda, la digitalización de los patrones de comportamiento permite   establecer, en base a una serie de criterios básicos, el posicionamiento del internauta. Y para un gobierno, internet es una herramienta de control del pensamiento tan eficaz que Orwell no hubiera podido encontrar un mejor sistema: una herramienta que permite controlar la difusión de la información y, por lo tanto, del pensamiento. Y es a tiempo real y con una pasmosa facilidad de gestión y tratamiento. Así pues, bajo esta tesitura, la red se convierte en una trampa, en una tautología, donde conviven en estrecha intimidad la libertad y la represión y el Big Data no deja de ser el archivo de la gestapo digital del siglo XXI.
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alfonsovazquez.com 
ciberantropólogo

10 jul 2016

Dime en qué redes andas y te diré quién eres

Hace unas semanas hablábamos de las redes sociales bajo control en algunos países (Redes sociales bajo control, 19 jun. 2016). En el post oponíamos la decisión e Bolivia de controlar la redes sociales frente a la de Estados Unidos donde se proponía  considerar internet un espacio abierto y potenciar la neutralidad de la red. Sin embargo, nos sorprende ahora  la propuesta del organismo de aduanas y patrullas fronterizas de EU al Registro Federal  en la  que se solicita que los ciudadanos que vayan a entrar en el país deban informar de sus perfiles en medios sociales. Sin duda, un uso del big data al servicio de los gobiernos y una pérdida de intimidad de los ciudadanos. Por ello, más que nunca, cabe destacar la importancia de aquello que publicamos en la redes sociales. La red se convierte en repositorio donde almacenamos retazos de nuestra vida que en cualquier momento pueden condicionar una decisión, un trabajo o una entrada en EE.UU.  Nos dirigimos hacía una sociedad presuntamente cada día más abierta, pero donde el control se mantendrá más férreo y minucioso si cabe, subvencionado a  través de espacios de ocio donde los internautas reflejarán todas su intimidades, ofreciendo gratuitamente y sin pudor  un perfil psicológico y social  de las más completo.
 alfonsovazquez.com 
ciberantropólogo

15 nov 2013

Gran Hermano: tan cerca, tan lejos

A finales de la primera mitad del siglo pasado, George Orwell escribió 1984, una novela que presentaba un tiempo futuro no muy lejano donde todas las dimensiones individuales de la persona eran controladas. 

Sin embargo, el fenómeno del Gran Hermano no ha hecho más que madurar y tomar posiciones con el paso del tiempo. La distopía de  Orwell se materializa y hace presente desde el mismo momento que manejamos un dispositivo conectado a Internet o desde que utilizamos un teléfono móvil. La tarjetas de fidelidad de los supermercados, de un modo más subterfugio y, aparentemente más rudimentario, cumplen la misma función: saber cómo, cuándo y qué consumimos. 

Sin embargo, el ciudadano medio ha aceptado dócilmente este tipo de control a cambio de prebendas varias, como descuentos en artículos o como daño colateral por poder estar comunicado o por tener acceso a una red supranacional de datos. Lo que pocos podían dar por cierto es que la agencia de seguridad norteamericana estuviera espiando, como ocurría tras la IIGM, a lideres nacionales europeos. Ahora, en plan paternalista, EE.UU, dice que los europeos deberían sentirse alagados de estar amparados por el paraguas protector gringo.

Sea como fuere, lo cierto es que con el desarrollo de las tecnologías de comunicación la sociedad de control cada vez está más cercana.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

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