Viene siendo habitual leer perogrulladas de todo tipo en noticias y enlaces, que vienen y van desde y hasta los famosos y cansinos ya rincones de Internet escondidos en redes sociales, relativos a iniciativas, corporaciones de base pública y nuevas empresas, del conocimiento, relacionadas con las TIC, de orientación laboral, de mercados emergentes, los famosos clusters y un largo etcétera. Atendiendo a su acepción formal perogrullada es aquella verdad o certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla.
Si habíamos pensado que el modelo económico que dejamos inmediatamente atrás vendía humo, estábamos equivocados. No imaginamos lo que nos espera. Dicho vulgarmente, podemos vaticinar la proliferación de cuatro listos que con sus perogrulladas van a conseguir una sustancial caja a costa del número ingente de parados y en nombre de la transmisión del conocimiento avenido por las nuevas tecnologías. Todos quieren tener su espacio en facebook, su rincón en twitter y allá donde puedan plantar sus ofensivas perogrulladas, discúlpenme en esta ocasión si resulto escatológico, su mierda más gorda.
Creo, aún a riesgo de equivocarme, que la mayoría de iniciativas creadas para la transmisión del conocimiento están volcando esfuerzos en nichos vacíos y que, para combatir una burbuja económica estamos creando otra de mayor calado, que vendría a llamarse, del conocimiento. El conocimiento hay que implementarlo tras demanda de la sociedad, no está para generar falsas necesidades inducidas.
"El emprendedor es el que crea tendencias" me corregían hace unos días en uno de estos rincones, jamás he escuchado nada más disparatado, las tendencias son efímeras y normalmente contraproducentes para los últimos fines de un proyecto.
Más importante aún que fomentar una sociedad del conocimiento es administrarla sabiamente desde el sosiego y por los cauces naturales que se hacen presentes.