En les Halles, una mastodóntica estación de metro y centro neurálgico de la ciudad nos encontramos un espacio tremendo para hacer sociología urbana.
Entre los grupos de usuarios más extravagantes de esta tarde, me he encontrado a dos africanos percusionistas y un europeo trompetista, que, de manera espontánea, se han puesto a improvisar ritmos y a regalar su creación a los presentes. A cambio, esperarían la voluntad de los que por allí pasaban y disfrutaron de su música.
Si un “creador” pasa por allí y toma prestada la melodía y la enlata en un cd ¿para quién sería el canon? ¿podría el autor del enlatamiento apropiarse de esa obra?
El respeto se gana dando conciertos, y no lloriqueando desde los despachos.
1 comentario:
Hola amigo:
Muy bien planteado. Seguro que los de la $GAE andan merodeando por esos lugares a ver si pillan algo de inspiración y luego enlatan y cobran lo que ha sido ingenio de otros. Toda inspiración tiene una causa que la provoca. El objeto o persona que provoca la inspiración también debería percibir parte de esa inspiración, así como todos los que contribuyeron a ella. Si la inspiración surge en un parque, pues quienes plantaron los árboles, quienes pusieron los bancos, quienes diseñaron el mismo parque, etc... El canon es un abuso. Como bien dices, en vez de lloriquear que se dediquen a trabajar dando conciertos.
Recibe un muy fuerte abrazote amigo.
Publicar un comentario