Cada día, vemos la presentación de nuevos juguetitos tecnológicos en nuestros templos de consumo y en prensa. Occidente consume aparatejos que caducan a un ritmo endemoniado, empujando de nuevo a sus usuarios a ir a por más y más: móviles, televisores, ordenadores y componentes, equipos de sonido, televisores, cámaras de fotos... Una espiral de consumo sin final, sin una mejora clara en la vida de los usuarios, ocupa nuestro día a día y se establece como una rutina más, automática, vacía, irreflexiva, a veces compulsiva. Sin diferencias de sexo, culturales o de edad, somos víctimas y victimarios de esta carrera sin piedad. Tener el último gadget nos convierte en la persona más in de la oficina, o en el tío más chulo de la clase. Sin embargo, en este sueño opulento y autocomplaciente que vive el mundo occidental, pocas veces nos hemos preguntado de dónde vienen antes de adquirirlos, y a dónde van después de infrautilizarlos. En los siguientes post vamos a ir viendo algunos de estos planteamientos.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo
4 comentarios:
Hola amigo:
Ahí está la cuestión, dónde van y, sobre todo dónde van después de infrautilizarlos.
El problema es que sin obtener de ellos toda la funcionalidad que tienen esos nuevos aparatejos, los desechamos; el reciclado de observa poco. Otras personas seguro que le podrían sacar mucho partido.
Recibe un abrazote amigo.
Desde luego, es una reflexión muy necesaria. Saludos.
Javier, ese post ya lo tengo preparado, saldrá en breve. Es un rasgo más de esta sociedad postmoderna donde todo, hasta las personas, son de usar y tirar.
Gracias Harry, te espero en próximos posts
SUERTE CON LA OPOSICIÓN. Ya me contarás.
PD. Yo tampoco pude ir a Sevilla.
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