A
través de este ensayo pretendemos reflexionar sobre el poder
enculturador de la deslocalización. El hecho de abandonar el lugar de
origen puede tener diferentes causas (políticas, sociales, culturales,
laborales, personales) y sin duda generará diversos efectos en la
sociedad de acogida, en la de pertenencia y en la propia persona. El
migrante se convierte en un extraño en el país del que salió y nunca
será uno más, cualquiera que sea el lugar donde esté. Y esta etiqueta le
perseguirá, al igual que a su descendencia. El migrante genera una
esfera cultural con un peso específico en la sociedad de acogida. Pero
también es elemento de cambio, en su ausencia o influencia, en la
comunidad de la que partió. Es embajador de su cultura de nacimiento en
el lugar de acogida. Pero también lleva nuevos aires al país del que
salió. En esta dinámica genera lazos de interdependencia entre la
sociedad de nacimiento y la de acogida. https://www.unilim.fr/trahs/4667
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