De la ecografía al tuenti

(Texto publicado en Diario Hoy, 13-01-2010 por Alonso de la Torre)

No habían nacido y sus vidas ya eran televisadas: sus fetos aparecían en una pantalla retratados en una ecografía. Desde la cuna fueron grabados en vídeo, en DVD, en compactas digitales, en teléfonos móviles. Ahora tienen 15 años y se han convertido en la generación transparente: todo lo que hacen es conocido al instante por la comunidad a través de Facebook, de Tuenti, de Twitter, de MySpace. Vuelven del botellón a las cuatro y quince minutos después, ya han colgado en Facebook las fotos más divertidas de la noche: bebiendo, tonteando, morreando, bailando, sonriendo. Sus padres llevan toda la vida protegiendo celosos su intimidad y ellos la cuentan al instante. Es más, creen que nada de lo que les sucede tiene la menor importancia si no lo ve el mundo entero. No conocen el pudor ni el recato y con 12 años suben al Tuenti sus fotos con escotes, con músculos relucientes, con faldas cortas. ¿Estoy sexi? Sus padres no quieren cámaras que vigilen las calles ni escáneres en los aeropuertos, pero no saben que desde agosto los puede ver todo el mundo en bañador en una página de Facebook. Sus mayores tuvieron el Larousse, la Telefónica y el diario íntimo, personal y ultrasecreto. Los hijos consultan la Wikipedia y llaman por Skype. La diferencia es que su diario personal está en Tuenti y lo más íntimo es ultrapúblico. «La vida privada no será invadida ni la familia ni el hogar», reza la Declaración de los Derechos Humanos. Pero para la generación transparente lo privado es una bobada, lo que cuenta es que te hagan caso en Internet, solo así te sientes más tú.

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