En el blog hemos venido hablando, entre otras muchas cosas, de la revolución en el tratamiento de la información en los últimos y venideros años. Hasta el momento la Ley de Moore, de sobra conocida (viene a expresar que cada 18 meses se duplica el nivel de integración de los elementos discretos contenidos en los circuitos integrados), ha venido posibilitando nuestra calidad de vida y la mayoría de los logros científicos e industriales de las últimas décadas. Esto ha sido posible debido a que al disminuir el nivel de integración ha aumentando la velocidad de proceso y la posible cantidad de información a procesar dentro de un mismo circuito; las máquinas se han hecho más pequeñas y nos han facilitado la vida, se ha puesto de manifiesto una inteligencia artificial que se ha convertido en la mayor de las aliadas para el cerebro humano y su capacidad de innovación.
Al ritmo actual de integración, Michio Kaku, físico teórico y uno de los padres de la teoría de campos de cuerdas, afirma que aproximadamente dentro de una década la Ley de Moore se desplomará, dice exactamente: dejará gradualmente de ser válida.
¿Acabarán con este hecho las expectativas depositadas en la tecnología y el crecimiento exponencial de la misma? No. Sin duda este hecho traerá algunas consecuencias a priori. El citado físico estima un punto de inflexión en la economía basada en las nuevas tecnologías; nuestra necesidad de adquirir productos más potentes decrecerá dado que estos no estarán presentes cada año como hasta la fecha ha venido ocurriendo. Yo creo que el momento del desplome de la ley de Moore será muy interesante dado que los mercados dejarán de estar basados en el crecimiento exponencial de la potencia de computación para basar sus estrategias en mayor grado de innovación si eso es posible.
Con el desplome gradual de la Ley de Moore tomará el relevo la teoría cuántica y se pondrá de manifiesto en la industria tecnológica el principio de incertidumbre (afirma que no es posible conocer simultáneamente la velocidad y posición de una partícula). La causa de este fenómeno se debe a que en el proceso de miniaturización llegamos a un punto de escala atómica en la que las leyes de la física tradicional dejan de ser válidas y comienzan a imperar las leyes establecidas por la mecánica cuántica. A priori el control de los electrones en el interior de los circuitos electrónicos será mucho más complejo debido a la cualidad de los electrones de onda-partícula, pero en el mundo cuántico todo es posible, todo.
Llegados a este punto, en las próximas décadas será de especial interés la nanotecnología que en medicina y muy especialmente en el diagnóstico de enfermedades conseguirá unos avances espectaculares.
Dejemos por tanto que la tecnología industrial, las tecnologías de la información y los avances científicos continúen su imparable camino. Pongamos menos cortapisas a las posibilidades de la ciencia porque, no imaginamos aún cuanto bien nos hará. En las próximas décadas la salud tomará el revelo de la información y veremos similares avances y logros en salud a los que hemos visto en el tratamiento de la información.
Esperemos que en las próximas décadas nuestras sociedades sean más equilibradas para que estos avances tengan una mayor repercusión en todas las personas sin distinción, porque recibir un mail, no es tan importante como detectar a tiempo el crecimiento de unas células cancerosas.
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