Con
los sistemas táctiles casi nos hemos olvidado de la línea de comandos. Gran
parte de los usuarios entraron en el mundo de la informática con sistemas
visuales como Windows 95, a quien quizá debamos la banalización, en el sentido
más amable que podamos dar a esta palabra, de los sistemas de comunicación
mediados por ordenador. Este sistema operativo consagraba la evolución del
prompt (línea de comandos) a la interfaz gráfica que hoy conocemos en
ordenadores, tablets, móviles o cámaras digitales.
De
hecho, en la rebotica de la sociedad de la información existe una discusión
epistemológica sobre quién copió a quién. Está extendida la opinión de que Windows
resulta de la copia de Macintosh. Sin embargo, en una conversación entre Bill
Gates y Steve Jobs, el creador de Microsoft se defendió afirmando “Creo más bien que ambos nos encontramos con
este rico vecino llamado Xerox, y asaltamos su casa para robar su televisión, y
descubrimos que tú ya te la habías robado antes”. ¿Aceptaron ambos en esta
conversación que las dos plataformas eran una copia de la interfaz gráfica del
fabricante de fotocopiadoras?
Sea
como fuera, los entornos gráficos se han hechos imprescindibles en la
informática actual. Hasta tal punto que la carrera tecnológica por conseguir procesadores
más rápido ha venido sustentada por un interés comercial por vender ordenadores
cada vez más potentes que puedan mover estas interfaces de usuario. Por que sin
ellas, la informática seguiría siendo un campo minoritario destinado a
profesionales, investigadores o militares, como lo fue en sus inicios.
Arrastrar
y soltar un documento, hacer doble clic, el icono para iniciar aplicaciones, la
papelera de reciclaje… sin tener que escribir ni un solo comando ha sido la
gran liberalización que ha permitido el desarrollo actual de la informática.
Todas estas metáforas visuales han permitido al usuario medio manejar un
ordenador sin necesidad de conocer los entresijos del lenguaje interno de la
máquina. Esto ha supuesto una
humanización de la tecnología, a costa de un uso menos experto de la
tecnología, lo que plantea la siguiente cuestión ¿es mejor un uso menos experto
pero más extendido socialmente que un uso experto en un limita colectivo? El
mercado tiene la respuesta muy clara.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo
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