15 feb 2013

Brokers en zapatillas


En los últimos tiempos los medios de comunicación han ido desvelando los turbios negocios del sector financiero. Además de indignación por el desaguisado que han creado tras años de especulación y usura desmedida se han mostrado las compensaciones de sus ejecutivos, con unas cifras casi pornográficas

Exaltados por la imagen de éxito proyectada por los magnates de la banca, miles de ciudadanos y pequeños - a veces no tan pequeños- ahorradores se liaron la manta a la cabeza y comenzaron a tomar el parqué, poniendo en juego sus capitales en el oscuro mercado de valores. Algunos ganaron mucho, pero como el dinero no desaparece, sino que cambia de manos, otros sufrieron importantes pérdidas. Dando otra vuelta de rosca a la tuerca a la actividad especulativa, pensando en que si Botín y compañía se forraban sin esfuerzo ellos también podrían hacerlo, aparecen los inversores de bajo riesgo. Un grupo de crédulos usuarios  que "creyeron" que una inversión en variopintos sectores podría generarles importantes beneficios a corto plazo sin arriesgar. Y así se han ido destapando en los últimos años fraudes económicos y sistemas piramidales en los que se prometía a los incautos  que, a cambio de comprar sellos de correo o invertir en flanes y natillas, recibirían anualmente un montante de entre un 10 y un 20% del dinero puesto en juego, siempre sin arriesgar el capital invertido. Vamos, que en cinco o seis años se habría ingresado en intereses la misma cantidad que se invirtió, manteniendo la inversión inicial intacta y generando más y más dinero.

Evidentemente, no hay que ser un lumbreras de las finanzas como el señor Bárcenas para darse cuenta a priori de que algo fallaba es esta hipótesis de partida: como el dinero no crece en los árboles, nadie podría dar esos intereses en tan poco tiempo gestionando en capital invertido en procesos honrados. Pero a pesar de que previamente se destaparon estafas como la de Afinsa o la de la "empresa familiar" de su santidad Ruiz Mateos, miles de inversores metieron sus ahorros en productos altamente especulativos ofrecidos por Bankia. Tras el derrumbe del castillo de naipes, estos inversores de batín y zapatilla fueron rápidamente a reclamar indemnizaciones por sus pérdidas. Queda en el aire comprobar si en caso de haber obtenido esos fabulosos beneficios los hubiesen compartido con el resto de la ciudadanía, de igual manera que acudieron a las arcas públicas a recuperar los capitales vertiginosamente arriesgados en las preferentes. 
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

1 comentario:

Santi dijo...

Esto nos demuestra del grado de inteligencia que existe entre la mayoría de ciudadanos de este país. Además, si uno no entiende de economía, y se fía del vecino o de un administrativo con traje y corbata, y no consulta con un profesional de confianza cuando se está jugando sus ahorros, pues pasa lo que pasa…

Aquí cuando a uno le duele un poco la garganta acude rápidamente al médico, y no digamos si le hace ruidito el coche, sin dormir al mecánico a primera hora de la mañana.

Pero a la hora de invertir todos los ahorros de su vida, o firmar una hipoteca para 30 o 40 años, nadie acude a un profesional para que le asesore. Y para más colmo, encima se fía de la persona que le está vendiendo el producto, que por supuesto nunca mirará por los intereses del cliente sino por los de la empresa, dicho de paso, del banco en cuestión.

En tu artículo añadiría a toda la gente que se lanzó a comprar viviendas como locos, y que ahora también les tenemos que ayudar entre todos. Recuerdo los comentarios de hace tan solo 4 días en que el que compraba un piso no solo lo compraba como vivienda sino como inversión… Pues a veces las inversiones no salen como uno se piensa y entonces ha de asumir el riesgo.

Saludos.

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