La tradición de los «candados del amor» surgió en Pécs (Hungría), probablemente en el siglo XIX. En aquella época, los soldados de guarnición en la ciudad dejaban atado como recuerdo el candado que cerraba el armario de su habitación. Sin embargo, desde hace ya unos años, se ha venido rescatando en todo el mundo la costumbre de colocar candados en puentes esta vez para conmemorar fechas románticas. En algunos casos, esto llega a ser un problema, pues cuando recuerdos y promesas se amontonan, el peso de los candados puede poner en peligro las infraestructuras urbanas, como ocurrió hace poco en el puente des Arts de Paris, donde esta primavera una de las barandas de protección sucumbió ante tan amor.
Ante esta problemática, el ayuntamiento la capital francesa, donde la moda llegó en 2008, ha puesto este lunes en marcha una iniciativa para sustituir por selfies los candados del amor que los turistas colocan en los puentes. Unas pegatinas colocadas en las zonas estratégicas invita a los enamorados a mostrar su amor de manera digital, haciéndose una foto para que posteriormente la suban a twitter con el el hashtag #lovewithoutlocks, y que al mismo tiempo aparecerán en la web oficial del consistorio parisino (http://lovewithoutlocks.paris.fr). Esperan que con esta iniciativa, más ecológica y económica, los visitantes de la ciudad del amor puedan dejar su impronta tanto en la ciudad como en el ciberespacio, sin poner en peligro el patrimonio fluvial.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo
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