Desde hace décadas la informática ha estado presente en nuestra vidas, condicionándolas, aunque fuera de manera indirecta. Nuestros datos, nuestros viajes,los libros que leíamos o las películas de veíamos eran como eran gracias al uso de ordenadores, si bien el concepto de informática no ocupaba un lugar preponderante en el ideario colectivo. Poco a poco trascendió el uso del ordenador personal, un nuevo electrodoméstico que pretendía entrar en los hogares haciendo normal aquello que antes estaba reservado para empresas e instituciones. Los usuarios podían ahora disponer de un dispositivo informático personalizado, disponible en su casa, para facilitar algunas tareas cotidianas.
Con el paso del tiempo, los ordenadores se convirtieron en dispositivos carentes de interés si no fuera por estar conectados a la red, junto a millones de otros dispositivos y, por ende, de otros usuarios. Actualmente, el pc, incluso el portátil, comienzan estar superados por otros dispositivos más manejables, como tablets y móviles. El usuario requiere un uso intensivo sin querer comprender el funcionamiento de la máquina. Un aparato rápido, potente, sin necesidad de aprendizajes extras. Lo importante ahora, es la conectividad.
Hemos pasado de una informática personal, a una social. Lo importante es estar conectado. Los medios físicos domésticos han dado pasa o a la nube y los grandes dispositivos con pantallas y teclados dan paso a un pantalla ubicua y multifunción, de entre 5 y 12 pulgadas, que nos permite estar conectados en todo momento y todo lugar.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo
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