2 abr 2017

Posrumorología

Antes de su muerte, Umberto Eco nos quedó un legado magnifico, aunque a veces no exento de polémica. Una de sus últimas perlas fue afirmar que las redes sociales daban voz a una legión de idiotas.  Ello le valió el respaldo de acerrimos pero también múltiples críticas. 

Desde una postura más filantropista  podemos aceptar que una de las grandezas de la red es precisamente dar voz a aquellos que antes no la tenían, y no podemos negar que en los últimos años diversas estructuras sociales han dejado atrás su invisibilidad aprovechando el poder de amplificación de Internet. 

Pero esta grandeza se convierte en debilidad, y la frontera entre una red sana y una en caída libre está muy difuminada. Internet se ha trivializado y hay que ser críticos a la hora aceptar según que dinámicas generadas en los escenarios digitales. Tim Berners-Lee, padre de la web,  advertía hace unas semanas de los malos usos de la privacidad, del auge de las informaciones falsas y del control de los gobiernos. Según él, estos serían tres factores que podrían poner en peligro el futuro de Internet (como lo conocemos hoy) a corto o medio plazo. 

Las informaciones falsas distribuidas en redes sociales y las webs específicas que inundan y contaminan el ciberespacio dificultan el tratamiento serio de los contenidos en la biblioteca universal global que es Internet. Separar la paja del grano será una tarea que cada vez ocupará más tiempo en la experiencia de navegación de los internautas.
alfonsovazquez.com 
ciberantropólogo

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