El hecho de que el ser humano comenzará a utilizar prendas para cubrir su cuerpo marcó otro gran hito en su proceso culturizador. Aquí el uso de registros arqueológicos es más confuso, debido a la volatilidad del material así como el largo tiempo que hace que homo sapiens adquirió estos hábitos. Se maneja la fecha de 50.000 años, lo que hace que las primeras prendas utilizadas, fabricadas con pieles, cueros o elementos vegetales, se encuentren en un estado que hace que sea muy difícil aseverar nada.
Inicialmente podemos plantear dos funciones: el abrigo y la protección. Posteriormente aparecerán el pudor (en algunas culturas) y la estética. Está última además nos lleva a comprender cómo el vestido, inicialmente una necesidad de segundo orden inmediatamente después de la alimentación, afectividad y refugio, se convierte en un indicador de estatus: a más poder adquisitivo, más, mejores y más exclusivos ropajes.
La mercantilización de la industria textil generó pueblos especialistas en algunos tejidos codiciados (seda, algodón, lana, pieles...). La industria del tinte también proporcionó pingües beneficios en aquellos que la dominaban. Así, en la Europa medieval donde la vestimenta era gris o negra, eran muy codiciadas la prendas llegadas de oriente, con hermosos y llamativos colores. Evidentemente estos productos sólo estaban al alcance de unas pocas manos.
Sea como fuere, la vestimenta es ya una función que nos diferencia del resto de los animales y que es básica para comprender el proceso de hominización y enculturación de homo sapiens.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo
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