Últimamente
se ha venido hablando de la existencia de una casta o de clase política. El
término casta, usado peyorativamente, es rechazado por militantes, fieles y por
los propios afectados, que se defienden compungidamente ¿Podemos hablar en
estos términos con cierta propiedad? Si nos acogemos a la definición ofrecida
por la Real Academia de la Lengua, la definición de casta es la siguiente.
(Der.
del gót. kastan; cf. ingl. cast).
1.
f. Ascendencia o linaje
2.
f. En la India, grupo social de una unidad étnica mayor que se diferencia por
su rango, que impone la endogamia y donde la pertenencia es un derecho de
nacimiento.
3.
f. En otras sociedades, grupo que forma una clase especial y tiende a
permanecer separado de los demás por su raza, religión, etc.
5.
f. Zool. En una sociedad animal, conjunto de individuos especializados por su
estructura o función.
Ahora
tocaría dirimir si realmente es correcto su uso léxico acompañando al conjunto
de cualidades que se relacionan con el conjunto globalizado de aquellas
personas que se dedican a la gestión de la administración pública. Efectivamente, la primera acepción
es un componente importante, pues es difícil triunfar en este mercado de poder
sin empuje de familia. En las últimas legislaturas hemos visto ministros y
ministras sin formación y sin experiencia, llegando a estos puestos por lazos
familiares o de padrinazgo. De esta reflexión casi que se justifica la segunda
acepción en más de un caso. El tercer punto se evidencia sobre todo en épocas de crisis. En pocas empresas un
ejecutivo acumula tantos cargos y genera tan pocos beneficios como suele ocurrir
en política ¿Cómo puede una persona ser, al mismo tiempo, alcalde, senador,
secretario de partido y ministro ganando en nómina (dejamos a un lado los casos
de corrupción que trataremos en unas semanas) treinta veces lo que un
trabajador medio? La quinta acepción se cumple en tanto en cuanto numerosos consejeros,
senadores, ministros y hasta algún
presidente nacional no han llevado en ningún momento actividad laboral alguna
fuera de la propia estructura de su partido. Además, el partido premia esta
fidelidad recolocando a sus miembros en puestos de continuidad en las extensas cloacas
del poder: los consejeros o ministros que dejan su cargo son ubicados en
diputaciones, patronatos, fundaciones, mancomunidades , secretarias técnicas o cualquier
otro emplazamiento diseñado para cumplir la labor de cementerio de elefantes.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo
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